RIDERS OF THE WHISTLING SKULL (1937)

Títulos en español:
- ENIGMA DE LA CALAVERA LLORONA, EL (Argentina)

Dirigida por:
Mack V. Wright
Protagonizada por:
Robert Livingston
Ray Corrigan
Max Terhune
Mary Russell
Roger Williams
Estudios: Republic (Prod.-Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 4 de Enero de 1937
Duración: 58'
Series: The Three Mesquiteers (filmografía)
Género: Western

Títulos alternativos:
- GOLDEN TRAIL, THE

Reseña crítica:  Uno de los hitos fundacionales de un estudio llamado Republic, el más rico de los pobres, fue la popularidad de sus seriales y series de westerns. Y a la cabeza de estas últimas es imposible soslayar a los Tres Mesquiteros, lanzados justamente con el film THE THREE MESQUITEERS (Tres hombres valientes-1936) y que, a partir del segundo de la saga, se conformaron con Robert Livingston (Stony), Ray Corrigan (Tucson) y Max Terhune (Lullaby). Del más de medio centenar de largometrajes de su filmografía, tomamos nota del cuarto de la serie, RIDERS OF THE WHISTLING SKULL. En su exotismo, acción sin respiro, elenco nutrido y convenciones genéricas supone una aventura que lo engloba todo, whodunit, intriga, tiroteos, sacrificios rituales, carretas desbocadas, ataques de indígenas, civilizaciones perdidas y rescates a último momento.  
  Tal y como ocurre con los mejores films del género, la trama se inicia con la asunción de acciones previas. De esta manera, el relato resulta un continuum desbordante que no cesa hasta que se rotula el “the end” en el último fotograma. La joven Betty Marsh (Mary Russell, la Milla Jovovich del cine de la década del treinta) dirige una expedición compuesta por varios arqueólogos que buscan por el paradero de su padre, extraviado desde hace tres meses mientras indagaba rastros de la legendaria ciudad india de Luckachakai. Los tres mesquiteros, entran en escena trayendo a un arqueólogo (C. Montague Shaw) que hallaron deambulando en el medio del desierto. Al volver en si, el catedrático rememora imágenes confusas del horror de la calavera llorona y un tesoro inconmensurable. De repente se oscurece todo, hay un grito y al volver las luces, el arqueólogo está tendido en el piso con una daga enterrada en la espalda. Sin mayor demora, los tres héroes (incluyendo a Elmer, el muñeco de Lullaby), parten como escoltas de la nutrida expedici??n. Sin embargo, según sabemos – y las sospechas automáticamente apuntan a ese Yakima Canutt caracterizado de piel roja y a su jefe, el mestizo Roger Williams – uno de ellos es el asesino. A partir de ese momento, hay incontables ataques de indios, desde una bandada con arco y flecha o bien kamikazes que surgen de hendijas en las montañas o desde atrás de una roca. Unos y otros son neutralizados de un disparo o de un uppercut que los arroja al vacío. En la confusión producida por uno de los ataques, la heroína es abducida y los mesquiteros siguen el rastro a una caverna, donde se topan con el culto de Anastasia (sin relación con famosa zarevitch), es decir, una multitud de indios danzantes cuyo sumo sacerdote está por sacrificarla a vaya saber qué divinidad.  
  Tras un innúmero de peligros, sospechas, cabalgatas y más disparos, la expedición llega a la famosa “calavera llorona”, un promontorio en forma de cráneo humano que es una automática evocación del KING KONG (íd-1933) de la RKO. Al ingresar al interior de la montaña, penetran en una especie de sepulcro subterráneo donde, luego de liquidar a un amenazante indio momificado que despierta de su letargo, encuentran por fin al arqueólogo perdido. Ni bien el prof. Marsh (John Van Pelt) explica toda esta sucesión de maravillas y amenazas, los nativos capturan a uno de los mesquiteros y lo atan para que sirva de ofrenda humana. Los últimos cinco minutos incluyen más persecuciones, tomahawks, cuchillos, la revelación de los motivos del malvado y una espectacular avalancha que sepulta a villanos y belicosa tribu por igual. Esta catársis rocosa da pie al relajo postrero, con uno de los héroes leyendo una revista pulp llamada Master Detective y la nota de color de Lullaby con su nuevo atuendo de safari. Prueba de vigencia argumental y versatilidad genérica, la vibrante trama sirvió como base a un film del ocaso de Charlie Chan, THE FEATHERED SERPENT (El tesoro azteca-1948), anteúltimo de la serie del sabueso oriental para la vecina de poverty row, la inefable Monogram. [Cinefania.com]
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