Reseña crítica: Versión del cuentito de Charles Beaumont, "Miss Gentilbelle" (1951), con la que, creemos, el autor catalizó su lovecraftiana infancia, obligado por su madre a usar ropa de niña y siendo castigado en cierta oportunidad con la severa amenaza de matarle a su perro. Una "niña" (nunca queda 100% claro que no lo sea, aunque la afición por trepar a los árboles y jugar con ranas es eminentemente varonil) es castigada por su madre con el desmembramiento de su canario. La lección ejemplar termina acostumbrando al infante a la crueldad, degustándola y finalmente aplicándola... El director Lloyd Michael Williams (que aparentemente no tuvo una carrera prolífica) ofrece esta trama con una batería de espléndida cinematografía, efectos de lentes y un sobrecogedor manejo de las sombras, negrura que en la película color del corto opera como real velo pesadillesco. [Cinefania.com]
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