Reseña crítica: En un momento álgido para la historia de la televisión, o mejor dicho, para las corporaciones que patrocinaban la televisión, Ray Bradbury aportó su granito de arena a los temas controversiales con THE JAIL (La cárcel-1962), relato futurista producido por Alfred Hitchcock para ALCOA PREMIERE (Fred Astaire presenta-1961/63), ciclo cuyo anfitrión era el legendario Fred Astaire. Apenas ambientada cuarenta años en el futuro, o sea, circa del 2000, La cárcel se inicia con un significativo proceso judicial en que un jurado de computadoras condena y un juez cibernético sentencia a John Gavin a prisión de por vida. Pero su prisión será el cuerpo decrépito de un anciano (James Barton) al que le quedan apenas unos meses de vida (y, a su vez, la mente del anciano, pasa al cuerpo del joven protagonista). De esta manera, la autoridad (representada por Barry Morse con un uniforme similar a los que vestirían los bomberos de FAHRENHEIT 451 de François Truffaut) se plantea un interesante interrogante: "¿qué es lo que da salud al ser humano, el cuerpo o la mente?" Decía Ray Bradbury, en una entrevista a Steven L. Aggelis en "Conversations with Ray Bradbury" (University Press of Mississippi, 2004), que "la idea me surgió luego de ir a un hospital. Lo más reconfortante de ir a un hospital es salir, ya que la gente ahí dentro está como atrapada. Sus cuerpos están donde no quieren estar. Están encarcelados en un entorno en el que no quieren estar. Del hospital me surgió la idea de una cárcel personal y luego le agregué esa sociedad del futuro que dice «vamos a tomar tu lindo y bonito cuerpo y dárselo a alguien que lo merezca más, haremos un intercambio de almas. De esta manera ya no necesitaremos ejecuciones»". A pesar de que el desenlace trae la famosa restauración a la normalidad (que es lo que interiormente busca el grueso de los televidentes), Bradbury recordaba que luego de su emisión original (06/02/62), La cárcel nunca se reprisó. "Hubo una o dos cartas de grupos religiosos de diferentes partes del país", apuntaba el autor, "quejándose al respecto de que en la historia se transferían almas. ¿No es ridículo? Y lo más ridículo no es que alguien se tomara el tiempo de escribir esas cartas (respeto a todo aquel que se tome el tiempo de escribir una carta, ¡qué diablos!) sino que alguien en la cadena televisiva diera entidad a esos reclamos absurdos". A pesar de ser un país tanto o más densamente populoso en lo que respecta a conservadurismo y retrógrados, La cárcel se emitió en Argentina sin que acarreara escándalo o controversia alguna y esto ratifica la hipótesis de que, si envuelta en ciencia ficción, la denuncia, la bajada de línea o el testimonio social pasan desapercibidos del habitual contralor de los bienpensantes de cada época. [Cinefania.com]
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John Gavin
