Reseña crítica: Rika (Miki Sato) era una más de los seguidores de una secta llamada Uchuu-Shinri-Kyou (Verdad del Orden Universal), hasta que su religión fue responsable de un acto terrorista que mató a muchas personas por gas envenenado. Rika se topa un día con una anciana que dice ser la Reina Enma, Diosa del Infierno (Michiko Maeda). Enma lleva a Rika a un paseo por el Infierno, donde ve las torturas eternas a las que son sometidos varios inadaptados. Miyajima (Kuno Hirayama), asesino pedófilo, sufre la amputación infinita de brazos y piernas. El jefe de la secta espacial (Yutaka Hiramatsu) es despellejado vivo y Masako, quien asesinó a su empleador y vecinos a través de comida envenenada, es ahogada en excrementos. Rika comprende de esta manera que Uchuu-Shinri-Kyo fue un mal camino y, arrepentida, lleva a cabo un acto colectivo junto a sus compañeras, de desnudarse frente a un amanecer. Inspirada en el film homónimo (1960) de Nobuo Nakagawa, este nuevo JIGOKU surge de la probable indignación del realizador Teruo Ishii ante el famoso ataque con gas sarin contra el subterráneo de Tokyo, atentado perpetrado por miembros de la secta Aum Shinri-Kyou en marzo de 1995. La lógica del film es tan pueril como los acólitos de esta secta, que siguen ciegamente las órdenes de un líder ciego con especial predilección por abusar de las más jóvenes de sus seguidoras. Tal vez como modo de dar un mensaje tan obvio, Ishii recurre a esta tónica de puerilidad especialmente en el último cuarto de hora con los castigos y torturas más propios del gran guiñol teatral que del cine. Solo se destacan dos secuencias, ambas terrestres. El tenso momento en que un acólito es obligado a ejecutar a otro y la escena del proceso judicial en que las esposas de las víctimas fatales reclaman la pena de muerte para conciliar las memorias de sus seres queridos fallecidos. La visión simplista de mostrar a los diferentes personajes con características propias de "buenos y malos" tal vez sea la de los propios acólitos que llevan a cabo los aberrantes atentados y el realizador parecería tratar de aleccionar con un mensaje claro y contundente. Aún así, el film no logra un balance valioso entre terror, denuncia, alegato social y el esperable relato moral del Infierno como dantesco calabozo permanente de torturas milenarias. [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: