Reseña crítica: Imagínense qué habrá opinado Brett Haliday, creador del personaje de Michael Shayne, cuando Fox utilizó el argumento de "The High Window" de Chandler como base para el film TIME TO KILL (Hora de Matar-1943). Algo parecido habrá pensado J. Donald Wilson cuando su criatura, "El Silbador", fue provista del cuento de Cornell Woolrich "Dormant Account" como trama para el que fuera segundo film de esta flamante serie de Columbia. Una sombra camina por una calle oscura y tras silbar una tonada melancólica y a la vez misteriosa, comienza a relatar en off: "Yo soy el Silbador y conozco muchos relatos extraños, secretos ocultos en el corazón de muchas mujeres que descendieron a las sombras... Esta noche tendremos una extraña cita. Este hombre es un humano abandonado, quebrado, rechazado, incapaz de conseguir un empleo debido a su salud enfermiza. Su nombre es Lee Selfridge Nugent y tuvo días mejores cuando tenía dinero, poder, influencias... ¿Qué podría depararle el destino a un hombre como éste?" Una entidad bancaria publica un aviso en el diario solicitando datos para ubicar a un tal homónimo de nuestro protagonista, debido que hay una fuerte suma depositada en una "cuenta aletargada" (una caja de ahorro bancaria que no ha sido tocada en años). ¿Cómo hará un tipo que no tiene qué ropa ponerse para apersonarse en el banco y reclamar esa suma? El guionista decreta que tras una visita a la hemeroteca para constatar nombres de sus supuestos familiares fallecidos, Dix se aviene en tratos con un costurero (un delicioso Porter Hall) que le facilita el traje a condición de obtener un porcentaje de la supuesta herencia. Tras estos virtuales pasos de comedia - tolerados por un estoico y serio Dix - pasamos al banco donde hay una especie de interrogatorio de rigor por parte del gerente (el obeso Howard Freeman). Luego tenemos algunas secuencias irónicas en que hasta el guardia de seguridad del banco le llama al protagonista por su nombre. En la actualidad hay un método de robo a la salida del banco en la que si usted va a retirar una suma monetaria y el cajero lo marca, es probable que afuera sea el blanco de amigos de lo ajeno. Sin embargo, es opuesto a lo que ocurre en la época del film, con Dix saliendo apresurado y siendo sorprendido por una joven periodista (Janis Carter) que le dispara varias fotografías como primicia para su periódico ("el nuevo rico Lee Nugent"). Poco después, dos tipos sospechosos (John Calvert y Matt Willis) se enteran que "apareció Lee Nugent" y se proponen a toda costa atraparlo. ¿Con qué fines? ¿Simple robo? ¿Son detectives? ¿O están buscando algo mucho más sórdido como... una venganza tal vez? Sería imprudente afirmar que esta combinación de ironía con ese ambigüo y permanente paso de comedia del relato sea una señal de estilo del principiante director a cargo, William Castle (quien décadas más tarde se haría notar como el "Hitchcock de los pobres"). Lo que sí es perfectamente fundamentado es atribuir la absorbente trama a una feliz adaptación del material original de Cornell Woolrich. Y la ironía también está presente en el sentido de la historia del vagabundo que se hace pasar por alguien que no es para obtener un dinero ajeno y luego se arrepiente, al darse cuenta que el afluente monetaria viene acompañado por antiguos crímenes no resueltos y que este dúo de matones tratará de saldar a los tiros. El ritmo y la sucesión de cambiantes puntos de interés, hasta el sorpresivo giro final, todo cumple con un requisito básico del noir: mantener intriga constante. Y como nota al pie resaltemos qué otros tiempos eran aquellos: cuando Dix saca a bailar a su admiradora reportera, ella se deja la carterita en la mesa de la boite donde se disponen a cenar sin temor a ningún arrebatador. [Cinefania.com]
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