Reseña crítica: Un anciano en robe de chambre desciende unas lúgubres escalinatas; afuera la tormenta arrecia y las olas rompen contra las rocas. El anciano recorre los mejores sets que ud. se pueda imaginar - lo más decente que el cine norteamericano logró para simular estilo gótico - siguiendo un rastro de sangre. Finalmente, al abrir una puerta, un cadáver le surge en primer plano. Las letras del t??tulo se injertan en pantalla de manera tan poco terrorífica, casi por obligación. "The Terror", "Boris Karloff"... "Francis Coppola", "Monte Hellman"... es como un sueño trasnochado, presidido por Roger Corman y adicionado por una grandilocuente partitura musical de Ronald Stein. El teniente Andre Duvalier (un joven e inexperto Jack Nicholson) se extravía en una remota comarca del Báltico (o los Cárpatos, los Urales... o cualquier región sometida al poderío napoleónico, tal y como la costa de California). Exhausto, se desploma para ser despertado por una atractiva joven que deambula entre las rocas de la playa. Helene (Sandra Knight) parece no escuchar las preguntas del oficial, ni siquiera percatarse completamente de su presencia. De pronto, la chica desaparece entre las olas y el muchacho se desvanece (nuevamente), reincorporándose en la casa de una anciana (Dorothy Neumann) que le dice que no hay tal joven. Repuesto, cabalga nuevamente por la costa, en busca de la joven y se encamina hacia el castillo del Barón Von Leppe (un barón germánico en el Báltico... esto suena a Corman queriendo copiar esa costumbre de la Hammer de ambientar películas de terror en la Europa teutona). Al tocar la puerta del castillo atiende el propio Barón (el gran Boris Karloff), que le da la bienvenida a su hogar. Ante la previsible consulta por la joven de la playa, Boris responde que la única joven que hubo por ahí fue su esposa, fallecida 20 años atrás. ¿Fantasma o ser de carne y hueso? Por supuesto, estando en el castillo de Boris, uno no puede tener pretenciones de pasar una noche tranquila. Una vorágine de espeluznantes hechos sobrenaturales lleva a Duvalier a increpar al Barón, en busca de que confiese la verdad. Dicen que cuando una película resigna mostrar hechos en la pantalla utilizando a personajes que los narren como si hubieran sido testigos de ellos, estamos en problemas. Sin embargo, Corman acierta en utilizar las artes narrativas de Boris que cuenta como encontró a su mujer con otro y la asesinó con sus propias manos, decidiendo permanecer encerrado en el castillo durante las últimas dos décadas como penitencia. Para él, la joven que vio Duvalier es el fantasma de su esposa. ¿Será una chica hipnotizada para creerse muerta? La anciana practica artes negras y fue madre del amante de la Baronesa... ¿Será una chica poseída por el espíritu de los muertos? Sin dudas, la película no tiene un rango narrativo muy amplio, pero dentro de su modestia, se arregla para plantear dos o tres cuestiones que sirven como perfecta excusa para extender el metraje hasta un notable final con inundación de sótano (en reemplazo del típico incendio que hacía culminar las adaptaciones poeianas de AIP). Esta película fue filmada por Corman aprovechando que había contratado a Boris Karloff para THE RAVEN (El Cuervo-1963) y que aún le quedaban dos días de rodaje pendientes. En vez de dejar al viejo tranquilo, Corman hizo valer esos días y filmó en esas dos jornadas escenas para una nueva película. Pasaron nueve meses y cinco directores (Coppola, Hellman, Jack Hill y hasta el propio Nicholson) hasta que terminó THE TERROR, con lo cual, opuesto a lo que se dice que "Corman la filmó en dos días", fue una de las películas que más tiempo demandó. El resultado es un mix de reconocible stock footage, Jack Nicholson deambulando por pasillos y túneles, algunos cuadros grotescos como un ser que se disuelve o un personaje al que un ave de rapiña devora los ojos, Nicholson deambulando por más pasillos, un permanente clima antinatural y un buen aprovechamiento de Karloff que, a pesar de las circunstancias, da lo mejor de si. La película rindió tanto que un lustro más tarde Peter Bogdanovich utilizó el climax de la inundación para su gran TARGETS (Míralos Morir-1968). [Cinefania.com]
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