Reseña crítica: En 1961 se llevó a cabo la primera conferencia del hoy mundialmente conocido SETI ("Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre"). Entre los diez asistentes estuvo un joven Carl Sagan que, un cuarto de siglo más tarde, publicó la novela "Contact", digno best-seller que se materializó en el film homónimo, CONTACT (Contacto-1997). Ausente de la conferencia debido a estar tecleando en su estudio, Murray Leinster escribió y publicó en tiempo récord una aventura titulada "The Wailing Asteroid", tardía "edisonada" que fue objeto de esta adaptación de los Amicus Rosenberg y Subotsky mucho antes que SETI fuera una sigla célebre en todo aficionado a la ciencia-ficción. Una unidad científica británica se dedica a captar señales del espacio en busca de algún patrón que suponga una civilización extraterrestre. El director del proyecto, el dr. Shore (Max Adrian, en plan burócrata irritante), amenaza cancelar la partida presupuestaria debido a que durante cuatro años no se ha producido ningún hallazgo o recepción que valga la pena (SETI lleva décadas sin hallazgos valiosos y no por ello se cancela). Una noche, el jefe de la investigación, Dr. Joe Burke (Simon Oates) y sus asistentes, la sugerente Sandy (Zena Marshall) y Ben Keller (Stanley Meadows), logra captar una débil señal proveniente de algún punto en el Cinturón de Asteroides que parece seguir un patrón regular. ¿Es una señal de alguna vida inteligente o... mera "estática espacial" según argumenta el férreamente escéptico director? Tomándolo como algo personal, Burke decide utilizar el radiotelescopio en sentido inverso, como emisor de una señal en respuesta a tal enigmático llamado. Casi instantáneamente, una nave alienígena es enviada a la Tierra siguiendo el rastro de la emisión de radio. Ni bien aterriza, para pasmo de dos técnicos nocturnos, el laboratorio es extraído de sus cimientos y transportado fuera de la atmósfera, rumbo a un planeta extraño. Estas secuencias incluyen maquetas y miniaturas (que parecen más pequeñas de lo que son) del mago de FX Les Bowie que hace lo que puede con - imaginamos - un presupuesto nimio. El plantel abducido está compuesto por una especie de cuadro familiar con dos machos alfa, un interés romántico y dos alivios cómicos: un excéntrico contador, el sr. Yellowlees (Charles Hawtrey) y una simpática vendedora de café, la Sra. Jones (Patricia Hayes, automáticamente reconocible para todo aquel que vio al menos una vez THE BENNY HILL SHOW). El grupo se percata con rapidez de la situación: a pesar de viajar por el espacio, pueden respirar perfectamente y gozan de gravedad, que comprueban dejando caer un bolígrafo y observando como cae "naturalmente" o bien, bebiendo los espectaculares cafes que prepara la sra. Jones. Una vez que llegan al planeta, comienzan a recorrer las instalaciones a través de pasillos heptagonales y modernas puertas corredizas, siendo guiados por una especie de robot de aspecto similar a un "Dalek". ¿Cuál es el motivo para conducir a estas personas a semejante lugar? El segundo científico elucubra "tal vez para ponernos en un zoo". En afán de ofrecer réplicas cómicas, el sr. Yellowlees exclama con su arraigado acento británico: "¿Seres humanos en un zoo? ¡Absurdo!" En tanto la sra. Jones aprovecha para repasar un poco la mesa alienígena ya que el polvillo la puede. En un arrebato de deducción, el científico en jefe establece que han sido llevados allí para que los alienígenas comprueben su inteligencia. En uno de los compartimentos, encuentran un cubo de color negro con un embudito en la parte superior. Es exáctamente igual a uno hallado en una excavación arqueológica por el tío de Burke cuando éste era rapaz. Las pantallas del laboratorio extraterrestre parecen mostrar esas ilustraciones fantásticas que solían aparecer en las novelas de bolsillo de la década del '50 y '60. Una de esas pinturas muestra una flotilla de naves espaciales que, se nos informa, tienen como misión avasallar la Tierra. ¿Podrán nuestros héroes salvar la Civilización y, una vez logrado esto, regresar al hogar y, si esto fuera posible, ser restablecidos laboralmente en desmedro del nefasto Shore? En el mismo relato habrá un monstruo que resulta ser una proyección y una tribu de retrógrados verdes que tratan de sacrificar a la chica. Tras un final a toda orquesta y adelantado a STAR WARS, los protagonistas son confundidos por un gendarme y Yellowlee exclama: "No somos turistas, solo venimos de otro planeta". El responsable de esta hora y cuarto de psicotronía ejemplar y atroz es Montgomery Tully, persistente irlandés abocado a títulos muy menores desde la década del '40 y que cerró su filmografía con BATTLE BENEATH THE EARTH (Guerra Bajo la Tierra-1967). Tal y como el film que nos ocupa, son evidencia de un director que no se atemoriza ante empresas imposibles como animarse a incursionar en el cine de ciencia-ficción al mismo tiempo que Kubrick rodaba su obra maestra 2001 y, con el correr de los años, termina brindando cantidad de coincidencias narrativas con la citada CONTACT. La de Tully es una ciencia-ficción que parece mirar atrás o, si usted es detractor, que marcha hacia atrás. Cuestiones de apreciación, termina adelantada a su tiempo. [Cinefania.com]
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