Reseña: El banquero Alsina, atiborrado de preocupaciones y presiones laborales, acude a su médico de cabecera quien le diagnostica estar padeciendo "surmenage". De inmediato debe tomarse unas vacaciones y hacer reposo absoluto en un entorno más tranquilo. Junto a su hija Marta, Alsina marcha a una mansión campestre en las inmediaciones de una sierra. Al poco de instalarse allá, Marta se aburre y para aliviarla, su progenitor invita a pasar unos días al padre de Jorge Sabater, joven pretendiente de la chica que, al ser de buen pasar económico, goza del visto bueno de Alsina. Jorge y Marta se dedican a hacer largos paseos por los pintorescos bosquecillos hasta que, cierto día, descubren, disimulado entre la fronda, una lápida mortuoria. El paso de los años, sin duda, ha borroneado la inscripción y en vano ahora los jóvenes se esfuerzan por interpretar el extraño jeroglífico de la lápida. Intrigados por el asunto, es un viejo jardinero, que ya trabajaba en la finca antes de que Alsina la adquiera, quien aporta algo de luz y la historia que cuenta traslada la acción a la época de Caerlos V, cuando el dueño de aquellas tierras era don Iñigo de Atienza. Por entonces se organizó una campaña militar en Flandes, en la que Iñigo y sus huestes se batieron con una valentía que llegó a oídos del Emperador. Al regresar, el ejército se vio sorprendido por una fuerte tormenta en medio de un bosque. Luego de una noche horrible, perdidos en la maraña verde, amaneció y los soldados divisaron un convento al que se dirigieron a pedir hospitalidad. Una novicia de gran belleza cautivó la atención de Iñigo que no pudo sino raptarla y llevársela auxiliado por sus oficiales. Al llegar a España, la novicia fue instalada en el castillo feudal como si fuese esposa de Iñigo. Pasado el tiempo, un día mientras su señor estaba de caza, la novicia volvió a vestir sus hábitos monacales y trató de huir, siendo sorprendida por su esposo que, en un rapto de furia, terminó apuñalándola. A continuación, negándosele sepultura en tierra sagrada, la novicia fue ubicada en el bosquecillo bajo aquella lápida. Y, según concluye el jardinero, cada año, el día de las ánimas, se puede ver su espectro, con los hábitos y el puñal clavado, recorriendo los alrededores. Pasan los meses y las familias de Alsina y Sabater se enemistan, oponiéndose ahora al noviazgo que antes veían con buenos ojos. Para evitar que estén en contacto, Alsina vuelve a instalarse en la mansión campestre llevando consigo a Marta. Aprovechando que se acercaba la noche de las ánimas, Marta se propone un audaz plan: disfrazarse de monja y, en plena noche, cruzar el parque hasta la puerta principal donde Jorge la aguardará en su automóvil listo para raptarla. Al llegar el momento, a las 12 de la noche, Jorge estaciona junto a la verja, en el lugar acordado. Al rato divisa a Marta, ataviada, cubierta el rostro con un velo y con el puñal, que se aproxima lentamente. Al llegar, Jorge la toma en sus brazos y la sube al auto y lo pone en marcha. Al rato se desata un chubasco y por precaución, el joven amante detiene la marcha y decide tomar refugio en una cabaña. La joven, desmayada por la emoción, sigue con el rostro cubierto y cuando Jorge le quita el velo, ve con horror, una calavera descarnada. Enloquecido por la impresión, sale corriendo bajo la lluvia, sube al auto y lo pone a una velocidad vertiginosa. Al siguiente día, Marta, que no se ha animado a salir de su dormitorio debido a sus escrúpulos, recibe la noticia de que su novio ha muerto al desbarrancarse su auto en una curva de la carretera. [Cinefania.com]