Reseña crítica: Dos historiadores, Andrew Mollo y Kevin Brownlow, produjeron con un presupuesto nimio (apenas 20 mil dólares) y a lo largo de diez años, una inusual película de política-ficción que se imagina que hubiera sucedido si los alemanes hubieran invadido y ocupado Inglaterra durante la II Guerra Mundial. Al comienzo un mapa de las Islas Británicas con líneas de avance de tropas, nos da a entender que, luego del desastre de Dunkerke, en 1940, Hitler no se demoró un segundo en cruzar el Canal de la Mancha e invadir, asegurando Gran Bretaña de manera similar a como haría en Francia, es decir, con un gobierno títere y un llamado a combatir al enemigo común (el bolchevismo). En esta ambiente enrrarecido, surgen grupos de partisanos que no vacilan en lanzar ataques contra las tropas alemanas, por más que haya civiles entre medio. Uno de estos ataques es presenciado por la enfermera Murray (Pauline Murray), que se decide a viajar de su pueblo en Gales a Londres, donde piensa trabajar de su oficio. Allá se entera que, previamente, deberá enrolarse al partido nazi, de lo contrario no podrá ejercer. Luego de alguna vacilación, se incorpora, creyendo que el fin justifica los medios y que un carnet no significa tragarse todos los dogmas nazionalsocialistas. La cuestión va mucho más allá de lo previsto, y pronto se reencuentra con un doctor (Sebastian Shaw, más tarde "Darth Vader" en cierta película de aventuras espaciales), en cuya casa mantiene oculto a un partisano malherido. Sin llegar a justificarlo, el doctor apela a que "es necesario combatir al fascismo con más fascismo", frente a una protagonista que titubea ante la idea de proceder como ser humano y ayudar al moribundo, dado que se expone a la severa pena que conlleva prestar cualquier tipo de colaboración a la Resistencia. Lejos de estar demonizado, según acostumbra mostrarse, el nazismo de esta Inglaterra alternativa es, por encima de todo, potencialmente creíble y conlleva la paranoia de todo sistema totalitario. Por supuesto, se mencionan los ghettos, los judíos y el enfoque espartano del tema de los enfermos terminales, sin caer en los golpes bajos que cabría esperar, pero aún así con fuerza. El cine bélico de carácter pacifista suele hacer hincapié en la inutilidad de las guerras apuntando su mensaje a que los auténticos motivos de las mismas no son de patriotismo o ideales sino siempre económicos. Esta película, en cambio, elige el original camino de la postulación de las ideologías de cada bando, y su sangrienta puesta en práctica a través de las macabras acciones de ambas fuerzas beligerantes. El blanco y negro granulado de la fotografía, una ténebre ausencia de música (salvo por ciertas marchas), una ambientación soberbia y un parco elenco que se destaca por expresar en sus rostros la gravedad de la situación, caracterizan esta rara curiosidad no muy difundida del cine inglés. [Cinefania.com]
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