Reseña crítica: En plena época de los pilotos de series propuestas, toca el turno de una cuyo título sería TALES OF THE HAUNTED (y según Imdb, el presentador era Christopher Lee). La trama se inicia, en medio de una carretera durante la noche oscura, con Stokes (el inconfundible astro de Hollywood Jack Palance) que, junto a sus dos hijos, queda varado a la vera del camino debido a un desperfecto de su automotor. Una pick-up, un aventón, y el grupo cae en la casona de dos hermanas solteronas, la hospitalaria Maggie (Helen Hughes) y la insidiosa Dody (Frances Hyland). Los invitados se quedan a cenar y conocen a Tom, joven opa e inofensivo que si lo buscan, tiene arrebatos de furia y se convierte en un tipo de cuidado. Como todo telefilm que se precie, cada cinco minutos hay esfumados a negro (propicios para la tanda comercial); cada uno de estos bloques ofrece giros y complicaciones narrativas de interés. Primero es Stokes que se apodera de las píldoras de la cardíaca Maggie y la coacciona para que le permita quedarse en el lugar "por un tiempo". Como su propósito es robar aquello de valor que haya en la casa, por la noche, husmea en un ático donde las solteronas realizan junto a ignotos feligreses una especie de rito vudú. Esa misma noche (o a la siguiente, ya que el discurrir del tiempo es un tanto irregular), Stokes encuentra un maniquí con su rostro y peinado con un sangriento cuchillo enterrado en el pecho. Poco después ingresa en un sótano que es "la habitación secreta" de Tom. En un recodo, aunque usted no lo crea, hay una especie de lodazal que cumple las funciones de arena movediza; a la fecha y según nuestra memoria, este es el único largometraje para cine o pantalla chica que incluya arena movediza en un sótano. Aparece un antagonista, el Sr. Bo (Reginald Love, el William Smith canadiense) que, rápido de olfato, propone a Stokes un trato para repartirse el botín. Ambos pelean y uno caerá al fango... ¿O los dos? ¿Terror o thriller? ¿Qué género predominará en este relato tan apasionante como carente de pretenciones, realizado en tres o cuatro escenografías con un presupuesto mínimo y una trama que saca el máximo jugo a los elementos mencionados? El realizador Gordon Hessler, tardío responsable de títulos menores de Amicus y AIP y una nutrida foja para la TV, ofrece en este modesto telefilm algunos aciertos climáticos respaldados por ese vetusto pero estimulante efecto que proporciona el videotape, completamente diferente al film y fácilmente reconocible porque en los créditos usted no verá a ningún técnico acreditado como director de fotografía sino como "iluminador", o sea,"lightning". En una entrevista, el legendario productor Louis M. Heyward (guionista de este envío), se refiere a Hessler como solvente profesional "capaz de obtener tomas increíbles" y ajustarse al presupuesto asignado a como de lugar. Las secuencias en el sótano del pantano o el sórdido ritual son digno tributo al olvidado artesano responsable de esta hora y media de gratos e inquietantes horrores. [Cinefania.com]
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