Reseña crítica: 14 años antes que los norteamericanos llegaran a la Luna en DESTINATION MOON (Viaje a la Luna-1950) y 34 años después que los franceses la pisotearan en VOYAGE DANS LA LUNE (Viaje a la Luna-1902), el cine soviético se lanzó al espacio a bordo de la "Josef Stalin", una formidable nave propulsada por cohetería de última generación. La historia de este extraño viaje nos es narrada de acuerdo a los ideales de la época. Si en el admirable y querido filme de Georges Méliès el Prof. Barbenfoullies comandaba la expedición como avanzadilla del observatorio parisino y en la producción nortemericana de George Pal era una camarilla de empresarios que patrocinaban el proyecto, el filme soviético está a mitad de camino de ambos, proponiendo el viaje en el entorno científico pero con vistas a abrir "la ruta al Cosmos" (imagínese a que ideología se destinaría esa ruta). El Profesor Sedikh (Sergei Komarov) tiene ya todo preparado para el gran viaje. Pero su rival, el Prof. Karin (Vasili Kovrigin) pone un obstáculo insalvable. Sedikh es demasiado viejo para ir al espacio y su corazón no podrá aguantar las presiones y la ingravidez de la exósfera. Al mejor estilo americano, cuando la burocracia es un escollo, el Prof. Sedikh desobedece y realiza el viaje sin el permiso oficial. Pero no va sólo: la joven Prof. Marina (K. Moskalenko) y el niño Andryusha (Vassili Gaponenko) se unen con gran entusiasmo. Marina promete a su madre traerle un souvenir de la Luna, en tanto que el niño saluda a sus compañeros de colegio que no salen de su incredulidad (no es para menos). El viaje es desopilante, y (elemento auténticamente original, antes y después) los astronautas se sumergen en cabinas llenas de agua para soportar la fricción de la salida de la atmósfera o la llegada a la Luna (el filme fue asesorado por un científico acreditado). En la Luna, nuestros héroes se mueven gracias a la técnica del stop-motion (al mejor estilo - americano- de Willis O'Brien). Preanunciando la tragedia del Apollo XIII, habrá una complicación que pondrá en peligro la supervivencia (por la falta de oxígeno), que tendrá que ser superada a fuerza de ingenio. Las escenografías que presentan interiores de la nave son vistosas y los exteriores (el espacio o la Luna) están eficazmente sugeridos a través de trucos visuales o fragmentos de miniaturas. Ese estilo tan Eisensteniano de saltar a través de primeros planos de personajes se prodiga en cuanto la trama propicia la presencia de muchos personajes en una misma escena (por ejemplo, la visita de unos niños "astrónomos" al silo de lanzamiento del cohete), y el mensaje propagandístico de las bondades del Soviet, si bien presente, no es el eje de toda la obra. [Cinefania.com]
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