Reseña crítica: Don Laguna y el Pollo (Omar Fanucci y Rodrigo Quiroga), dos queribles personajes que cabalgan sus pingos por la planicie, se permiten un descanso a la sombra de un árbol para tomar ginebra y comer un embutido salpimentado de unos mates amargos. El Pollo, en su cándida y pintoresca ignorancia, afirma haber visto al demonio luego de asistir a una función teatral en Buenos Aires, donde se representó una ópera de Fausto. Su relato se convierte en el drama mismo del ser humano. El Dr. Fausto, que pacta con Mefistófeles para obtener aquello que todos perdemos por el mero acto de transcurrir: la juventud y el amor. Salvo Mefistófeles (encarnado por diversos intérpretes, incluido el artista pop Fito Páez) que es un personaje adulto, el resto, de Fausto a Margarita, está compuesto por niños que reviven el relato faustiano de manera simpática y dulce, sirviendo como fondo visual del legítimo texto del "Fausto Criollo" de Estanislao del Campo. Intercalando cada acto tenemos fragmentos del largometraje del Dr. Alcides Greca, obra avanzada a su época y de una modernidad que puede ser puesta a prueba en un visionado en pleno siglo XXI: EL ÚLTIMO MALÓN (1914), que revive las alternativas de una revuelta de mocovíes ocurrida en 1904 que evita en todo momento ofrecer esa visión simplificadora de buenos y malos que más tarde el cinematógrafo tomaría como lugar común. Si a esto le sumamos la proyección del FAUST (1904) de Georges Méliès como digna y atrevida introito tenemos todos los elementos de una agradable velada de cine, representación, teatro, música lírica y mates amargos, estos últimos son ingredientes obligados. [Cinefania.com]
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